Cuando los ojos ya están cansados, se cierran solos y no son capaces de levantarse, cuando ya están exhaustos de hablar con el corazón, cuando en ese momento sólo se vive o se trata de hacerlo.
Se vive un vacío inhóspito, sin ganas de caminar, de respirar, de sentir. Quiso respirar o tuvo la esperanza que al hacerlo el cansancio se iría, pero no fue así, fue creciendo tanto , que con tan solo respirar le agotaba. En su interior quería vivir, lucho contra su otro yo que se burlaba del otro extremo del vacío , llamándolo cobarde y pidiendo que se lanzará a ese hoyo infinito. No sabe si fue valiente o no al darle la espalda a su otro yo, corrió y corrió en el desierto de su interior y se preguntaba ¿Para qué? ¿Hubiera sido mejor haberme lanzado?. Camino sin sentido, mecánico, automático y dormido, como hace sentir su vida. Buscaba una razón y vio en una poza de agua su reflejo , sentía que estaba borroso , pero no sabía si era él con sus ojos cansados o por que realmente era así para el mundo. Veía una mancha, sin rostro , sin cuerpo. Esa imagen de sí hizo caer esa lágrima que ha deseado por años, su gota cayó, movió el reflejo y se vio llorando, pero a la ves todo era tan claro, sonrió. Y en ese momento sintió que podía traspasar las grandes montañas de su vida, aunque el mundo lo viera borroso, él hoy , se veía mas claro que nunca.
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